Hebe no se murió
Hebe
Hebe no se murió.
Vive en la tristeza de quienes la reconocen como una turbulencia que perturbó la historia, que pasó sin dejar de sacudir tanto a propios como a ajenos, con justeza o sin ella. Qué más da? Quién no necesita cada tanto que la madre lo rete.
Vive en los que la odian, en los que con la lengua envenenada celebran su muerte, en los que consumen momentos de su vida tratando de encontrar explicación a la pregunta maldita: por qué no se quebró?
Vive en el debate abierto y por siempre vigente de los derechos humanos, un tema sobre el que nunca más nuestra sociedad será indiferente, ya sea para expresarse a favor o en contra.
Vive en los ecos de las voces que resuenan y resonarán por los siglos de los siglos en la Plaza de Mayo, en el peso de las pisadas sobre las baldosas de unas viejecitas con pañuelos blancos que danzan rondas de amor.
Vive en los rincones de su casa de la infancia, en los que la vieron reír y escucharon llorar. Vive en las sonrisas desgastadas de las pibas que acunan niñeces mientras hacen la tarea en esa casa que convirtió en escuela.
Vive en el barro de la historia, en el que se cayó, levantó, venció y volvió a caer y a levantarse mil veces porque es parte de todos los hechos malditos, como el peronismo, esos hechos que los que desprecian a los pueblos jamás entenderán .
Hebe vive, mal que les pese a los que se retuercen al recordarla.
Hebe vive, para fortuna del piberío que cada vez con más fuerza levantan sus banderas al grito de memoria, verdad y justicia
Silvia Vilta
Educadora y comunicadora popular